La pobreza menstrual en Michoacán se ha convertido en un obstáculo tangible para la educación y la igualdad de género, afectando a más de 700 mil niñas, adolescentes y mujeres que enfrentan dificultades para acceder a productos básicos de higiene femenina. Esta carencia no solo provoca ausentismo escolar recurrente, sino que también incrementa la deserción, perpetuando un ciclo de desigualdad y limitando las oportunidades de desarrollo social y económico.
Impacto de la pobreza menstrual en la educación y salud
Estudios nacionales revelan que 4 de cada 10 adolescentes han faltado a clases por no contar con productos menstruales adecuados, mientras que el 43% prefiere quedarse en casa durante su periodo y un preocupante 30% utiliza materiales inseguros como papel o tela, poniendo en riesgo su salud. Esta situación afecta directamente el rendimiento escolar y reduce las posibilidades de continuar con estudios superiores, lo que a largo plazo limita el acceso a empleos dignos y perpetúa la pobreza.
En Michoacán, el gasto en productos de gestión menstrual puede representar hasta el 25% de los ingresos anuales de algunas familias, lo que obliga a muchas a improvisar con alternativas poco seguras o a que las niñas falten a la escuela durante sus periodos menstruales.
Acciones de Seimujer para combatir la pobreza menstrual
La Secretaría de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de las Mujeres Michoacanas (Seimujer), bajo la dirección de Alejandra Anguiano González, ha impulsado diversas iniciativas para enfrentar esta problemática estructural. Desde 2022, se han entregado productos de gestión menstrual a más de 8 mil niñas, adolescentes y mujeres en comunidades rurales e indígenas, acompañadas de campañas de sensibilización y educación sobre salud menstrual.
Entre las acciones más destacadas se encuentra la Ley de Menstruación Digna, que busca eliminar barreras de acceso a productos y servicios relacionado
